Madres de la guerra: el caso de Esparta

85.58

“Vuelve con tu escudo, o sobre él”   (Plutarco, Moralia, 240 F 16)

Cuando se utiliza la perspectiva de género para analizar fenómenos como la guerra, se suele retratar a los hombres como agresores y a las mujeres como víctimas. Un ejemplo es el artículo de Internacional de Resistentes a la Guerra “La masculinidad como causa de la guerra. Las mujeres como víctimas de la guerra”, cuyo título no podía ser más claro al respecto. También se trata de la visión sostenida desde los organismos internacionales, con una pequeña modificación:

Resoluciones previas de la ONU habían tratado a las mujeres únicamente como víctimas de guerra, necesitadas de protección. Sin embargo, la 1325 reconocía también a las mujeres como agentes activas en la construcción de la paz y la seguridad

En este espacio hemos presentado numerosos ejemplos que desafían esta narrativa limitadora, pero se trata de una visión tan arraigada que nunca está de más añadir otro. En el presente artículo trataremos la relación materno-filial dentro de la antigua Esparta en el contexto bélico. Para ello presentaré algunos de los fragmentos del texto de Plutarco Obras morales y de costumbres (Moralia), 240C-241D. He marcado los casos más interesantes con resaltado y subrayado. Mis comentarios aparecen en rojo entre corchetes.

Moralia

Plutarco

Damatria, como consecuencia de haber oído que su hijo era cobarde e indigno de ella, cuando se presentó, lo mató. Éste es el epigrama que le hace referencia:

Al que transgredió las leyes, a Damatrio, al espartano, mató su madre, la espartana.

1. Otra espartana mató a su hijo porque había abandonado la línea de combate, pues lo consideró indigno de la patria, y dijo: “No es mío el vástago”. Éste es el epigrama que le hace referencia:

Corre, vil vástago, por la tiniebla, por cuya aversión ni el Eurotas fluye para las temerosas ciernas. Inútil despojo, vil resto, corre hacia el Hades, corre, jamás alumbré nada indigno de Esparta.

2. Otra, al oír que su hijo había caído en el campo de batalla, dijo: “Que los cobardes lloren; pero yo, a ti, hijo, sin lágrimas te entierro, a ti, que eres mío y también de Esparta”.

3. Una mujer, al oír que su hijo se había salvado y que había huido de los enemigos, le escribió: “Una mala fama se ha extendido sobre ti, o lávala enseguida o no seas”.

4. Otra, como sus hijos huyeran de la batalla y se presentaran ante ella, dijo: “¿Adónde venís después de haberos escapado, esclavos ruines? ¿Acaso tenéis intención de ocultaros aquí de dónde salisteis?” y levantándose su ropa, se lo enseñó» [la reacción es idéntica a la que experimentó Teodorico. También es curioso el uso de la palabra “esclavo” para referirse a los hijos, aunque no podemos sacar muchas conclusiones sin un análisis de la palabra original griega en el contexto de la época].

5. Una mujer, al ver que su hijo se acercaba, le preguntó: “¿Qué hace la patria?” Y éste respondió: “Todos han muerto.” Ella cogió una teja, se la tiró y lo mató, diciendo: “¿A ti, pues, te enviaron a nosotras como mensajero de malas noticias?”

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El rol masculino en Japón y los inmigrantes occidentales

El artículo que trataremos en esta entrada captó mi atención no tanto por la experiencia de los extranjeros, sino por lo que ella revela de los roles de género en Japón. «Piensa por un momento en los hombres occidentales atrapados en Japón» fue escrito por Olga Garnova y publicado en el Japan Times. La traducción al español es obra de Simón Blanco y no ha sido avalada por el Japan Times.

Piensa por un momento en los hombres occidentales atrapados en Japón

Olga Garnova

Traducido por Simón Blanco

Japan Times

Hecho polvo: Sebastian, un estudiante de 32 años con varios trabajos a tiempo parcial y 12 años de servicio en las fuerzas armadas alemanas en su Currículum, fue abandonado por su novia japonesa, con la que había estado durante un año, porque según ella “no tenía futuro” en Japón. | OLGA GARNOVA

En Japón existe un dicho muy común: “Ellos lo tienen más fácil —sobre todo los extranjeros. Son hombres en una sociedad patriarcal y muy conservadora, con todos los beneficios que esto conlleva: estatus, dinero, carrera profesional. Además de todo esto, las chicas japonesas suelen verse atraídas por los extranjeros.

“Estos hombres occidentales no necesitan aprender el idioma para adaptarse. Sus novias  o esposas japonesas se ocuparán de la mayoría de las cosas por ellos. Sus carreras, especialmente en la enseñanza, no suelen precisar de un conocimiento del japonés. Nunca son objeto de sexismo, abuso o acoso sexual.” ¿Pero, es éste el relato completo?

Jim, un estadounidense cerca de la treintena, solía ser un joven muy apasionado. Se proclamaba comunista —estalinista, incluso. Se involucraba en debates sobre política durante las pausas para fumar o mientras se tomaba una copa.  Soñaba con hacer un postgrado, tener una buena trayectoria académica e incluso, algún día, liderar una revolución. Sin embargo, se casó con una mujer japonesa y antes de terminar su graduación ya había tenido hijos. Ella no quiso dejar Japón e insistió en que él tenía que ganar un sueldo estable, así que terminó como profesor de inglés en un lugar apartado, lejos de cualquier universidad importante. “Tan sólo es por un tiempo”, insiste, pero es complicado adivinar si algún día tendrá el dinero o la movilidad para perseguir su sueño.

Japón puede ser el mejor lugar del mundo para algunos, y una trampa para otros. Algunas veces pienso que es mucho más fácil para los hombres occidentales caer en esta trampa que para las mujeres.

La sociedad japonesa puede ser notablemente conservadora en cuanto a roles de género. Mientras que existen muchos comentarios sobre los efectos negativos de imponer roles tradicionales sobre las mujeres, apenas se menciona cuán restrictivos y destructivos son para el bienestar de los varones.

En Japón, los hombres suelen tener sus opciones bastante limitadas. La cultura les exige que sean “hombres de verdad”, lo cual suele significar ser el sustento de la familia, obsesionados con su carrera profesional. El sistema de “un trabajo para toda la vida” que ha dominado la cultura corporativa durante el periodo de postguerra exige total devoción por parte de los empleados. Los ascensos y aumentos de sueldo han sido, y siguen siendo, normalmente basados en lealtad y antigüedad. La empresa debe ser la prioridad número uno del hombre.

¿Cuáles son las implicaciones de esto? Aunque las horas de trabajo se han ido reduciendo durante los últimos años, los japoneses aún dedican más minutos al año a sus trabajos que cualquier trabajador de los países de la OCDE, aunque muchos de esos minutos no sean remunerados. El cuarenta por ciento de los trabajadores dice que regularmente hacen lo que se conoce como “sabisu zangyo”—horas extra no remuneradas—: 16 horas al mes de media. Las conocidas como “burakku kigyo” (compañías negras) pueden requerir más de 100 horas, y sus empleados más jóvenes —aquellos entre 20-30 años— son los peor parados. “Karoshi” —la muerte por exceso de trabajo— es un problema tan importante que el gobierno aprobó una ley el año pasado destinada a evitar las muertes prematuras y las enfermedades causadas por el exceso de trabajo, pionera en este sentido a nivel mundial.

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La vulnerabilidad de la población civil masculina en conflictos armados: el caso de Siria

El artículo que les presento a continuación, «Género, reclutamiento y protección: la guerra en Siria«, fue originalmente publicado por Rochelle Davis, Abbie Taylor y Emma Murphy en la revista Migraciones Forzadas.

Género, reclutamiento y protección: la guerra en Siria

Rochelle Davis, Abbie Taylor y Emma Murphy

Las constantes batallas en las que se ven envueltos los hombres que continúan dentro de Siria y los obstáculos a los que se enfrentan quienes deciden abandonar la lucha y huir del país dan fe de la necesidad de redefinir la concepción clásica de vulnerabilidad y de considerar que los civiles de sexo masculino y sus necesidades son parte de la solución más que del problema.

El alto el fuego humanitario en algunas zonas de Homs (Siria) en febrero de 2014 permitió la evacuación de una población civil que llevaba mucho tiempo asediada y que desde finales de 2013 tenía cada vez menos acceso a comida, a cuidados médicos y a suministros. Aunque a las mujeres, a los niños y a los ancianos se les permitía abandonar el barrio, más de 500 hombres de entre 15 y 55 años se encontraban detenidos en la ciudad pendientes de ser sometidos a un interrogatorio y a un control de seguridad.

Lo que recalca la situación en Homs es un auténtico reflejo del conflicto en Siria a gran escala. Los hombres de entre estas edades, pero en especial los jóvenes, son considerados soldados potenciales por razón de sexo. Esta caracterización demográfica conlleva que, aun cuando un hombre carezca de armas y no esté implicado en la lucha, se le presuma, como mínimo, dispuesto a luchar. Y por tanto se le considere bien como un activo o como una amenaza para el régimen, para los movimientos de la oposición o para los Gobiernos de los países de acogida. Nunca se le ve como a un civil neutro, al contrario de lo que ocurre con las mujeres, niños y ancianos[1].

Reclutamiento y lucha dentro de Siria

Dentro de las zonas de Siria controladas por el régimen, los hombres –independientemente de sus creencias o tendencias políticas– se enfrentan al reclutamiento desde los dieciocho años. A un hombre se le puede eximir o no de prestar determinado tipo de servicio por un limitado número de razones, como cuando se trata del único hijo de una familia o si padece un grave problema de salud. Por otro lado, un hombre también puede pagar para quedar exento de prestar dicho servicio. En 2013 el Gobierno aumentó la tasa de 7.500 $ a 15.000 $. Estudiar en la universidad podría dar pie a posponerlo y, si ocupa un puesto público o reside fuera del país, un hombre puede presentar cada año una solicitud para posponerlo hasta cinco años. Desde que empezó el conflicto, se ha llamado incluso a hombres de hasta 42 años que ya habían completado su servicio militar para que sirvan otra vez.

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Ralentizando la actividad

A partir de hoy el ritmo de publicaciones y moderación de comentarios será mucho más lento. Del mismo modo, también tardaré más en responder a quienes me han contactado directamente. Es posible que la página de Facebook tenga algo más de actividad, ya que suele ser para publicaciones breves, pero incluso ahí se sentirá el impacto.

No puedo decirles cuánto va  a durar esto pero lo importante es que no me voy. Seguiré aquí, pero todo irá más despacio por cuestiones personales (positivas, pero no relacionadas con el tema de la bitácora).

Gracias a todos como siempre por participar. Si se han incorporado a esta bitácora recientemente les recomiendo visitar artículos más antiguos, porque muchos de ellos no han perdido actualidad. Especialmente la sección de Historia, que considero ha sido mi contribución más importante.

Los medios que no amaban a los hombres

En esta entrada recojo varios titulares y también afirmaciones en el contenido de varios artículos de prensa para mostrar cómo los medios se regodean criticando al sexo masculino, y cómo por el momento nadie lo considera problemático.

Algunos ejemplos necesitarán clarificación, pero la mayoría son bastante explícitos. Si conocen más casos, les animo a que los añadan en la sección de comentarios. El subrayado rojo es mío.

1. RT. «Confirmado científicamente: «Los hombres son tontos«. También hubo titulares parecidos en otros periódicos como el de La Vanguardia «Un estudio científico lo ‘confirma’: Los hombres son más tontos que las mujeres«.

Confirmado cientificamente los hombres son tontos RT2. El País. «El varón, arma de destrucción masiva

El hombre arma de destruccion masiva

3. El Mundo. «¿Cómo sería el mundo si los hombres tuvieran la regla?» Según esto el problema no es que haya pobreza en el mundo, sino que el hombre es egoísta y no hace nada porque a él no le afecta.

Como seria el mundo si los hombres tuvieran la regla

4. El Mundo. «Disculpa inútil, pero también es tu hijo«.

Disculpa inutil pero tambien es tu hijo

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