En este artículo recojo los fragmentos que me han parecido de mayor interés en la conclusión de la tesis doctoral “Violencia contra las mujeres en la Castilla del final de la Edad Media” (p. 326-334), escrita por María Sabina Álvarez Bezos. El texto excluirá otras formas de violencia doméstica y se centrará en la sufrida por las mujeres.
Violencia contra las mujeres en la Castilla del final de la Edad Media
María Sabina Álvarez Bezos
Conclusiones
Al comienzo del trabajo manifestamos que nuestra pretensión era la de demostrar, si nos era posible, a través de las fuentes documentales, cómo la mujer no sólo ha sido víctima de los malos tratos a lo largo de la historia, sino que también ha sido protagonista de su propia historia, en el sentido de que ha luchado por su libertad y por su dignidad. No es justo seguir definiéndola como un mero objeto pasivo de la sociedad. Creemos que los documentos con los que hemos trabajado permiten contradecir cualquier idea referente a que pudieran haber sido personas indefensas, sin posibilidad de levantar su voz para expresarse contra las situaciones que las degradaban, o las convertían en esclavas de una sociedad masculinizada. Al contrario las muestran actuando con voluntad y voz propia (…).
Con el trabajo de archivo realizado, hemos localizado un buen número de documentos que nos han servido para confirmar nuestra hipótesis de que las mujeres eran mucho más litigantes de lo que en principio cabría esperar (…).
Todos estos documentos demuestran además que las mujeres eran escuchadas por la justicia y que se tomaban las medidas oportunas para resolver los casos.
En las incitativas, y a modo de ejemplo, son los propios reyes quienes, a petición de parte y a modo de gracia y merced, se dirigen a las autoridades competentes para que actúen con prontitud en la investigación de numerosas acusaciones de violencia ejercida sobre cualquier mujer denunciante, con el fin de que, en el caso de resultar ciertas, condenen a los agresores, para reparar los daños causados.
En los emplazamientos, y también a modo de ejemplo, el demandado es citado, con señalamiento del plazo, para que se presente ante los monarcas y su Consejo, a fin de poder ejercitar su defensa de las acusaciones recibidas por haber delinquido, o por haber agredido a la mujer que le ha denunciado, lo que hoy, a través de su lectura, nos permite conocer los casos de violencia que buscaban resolver.
Pero el tipo de documento que nos ha parecido más novedoso por su contenido y por su objetivo es sin duda el de las llamadas cartas de seguro. Con mucha frecuencia, las mujeres recurrían a esta vía para solicitar la protección de los reyes frente a sus agresores, y efectivamente la conseguían. Aquellas que se sentían en peligro, o quienes realmente lo estaban, podían acudir a los monarcas para hacer relación de la situación en la que se encontraban, temerosas de sufrir el maltrato o la muerte a manos de los hombres con los que convivían. Los reyes, aceptando esa petición, guardaban bajo su amparo a la mujer que demandaba dicha merced. Para que esta realidad fuese de conocimiento general y nadie pudiese aducir ignorancia de la decisión regia, lo hacían pregonar públicamente por las plazas, mercados y otros lugares acostumbrados, cercanos a la zona de residencia de la mujer en peligro. Nos encontramos así con un precedente de las actuales leyes de alejamiento, siendo necesario resaltar que en la Castilla del final de la Edad Media se hacía mucho hincapié en su publicidad, es decir, se hacía todo lo posible para que fuesen conocidas por los vecinos y familiares en el lugar en el que la mujer maltratada residía, pretendiéndose con ello asegurar su amparo y lograr que la orden regia se cumpliese (…).
Por lo que hemos podido comprobar, la legislación de los monarcas era mucho menos permisiva con el maltrato femenino que la foral. Pero finalmente se impone la norma regia que sin duda es la que se aplica en la época de nuestro estudio, el reinado de los Reyes Católicos (…).
Es incuestionable, por otro lado, el hecho de que los maltratadores conocían perfectamente el castigo al que se podrían enfrentar tras agredir a sus mujeres, aunque esto no era suficiente para evitar la agresión o el crimen (…).
A lo largo de nuestro estudio, hemos podido verificar cómo mujeres de toda condición social se defendieron buscando el único camino que podría salvarlas y que no era otro que el de la justicia. Podemos afirmar que ellas conocían en buena medida sus derechos, y que estaban al tanto de que, en el caso de ser maltratadas, podían denunciar a sus agresores para conseguir un veredicto justo. No debemos olvidar que aunque el inicio de un pleito suponía gozar previamente de una buena posición económica que les permitiese soportar los gastos de su desarrollo, los llamados “casos de corte”, abrían caminos a los pobres, los huérfanos, las viudas y, en general, a personas con menos recursos a la hora de defenderse. Por lo que hemos podido comprobar, ellas, las mujeres maltratadas, se acogieron en numerosas ocasiones a este derecho.
Cuando las mujeres no tenían voz para hacerlo porque habían muerto o eran menores de edad, eran sus familiares quienes se la prestaban para resarcirse de la sinrazón. Es cierto que, en no pocas ocasiones, la familia podía buscar con ello la limpieza de su honra, pero no lo es menos que, en otros momentos, se trataba de solicitar el escarmiento para el maltratador, evidenciando y condenando la maldad de su conducta.
En otro orden de cosas, hay que señalar que la existencia de numerosas cartas de perdón concedidas a los asesinos de mujeres nos obligó a plantearnos si eso podía significar que este tipo de violencia fue un hecho comúnmente aceptado por las gentes de la Baja Edad Media. Tras analizar concluimos que no era esa la situación, pues observamos que el perdón nunca fue gratuito, ni exclusivo de este ámbito. Después de examinar un buen número de indultos regios, constatamos que era imprescindible el perdón previo de los familiares, y que éste iba inexorablemente acompañado de unas condiciones fijadas por la parte agraviada. Por otro lado, somos conscientes de que no era algo privativo de los casos de maltrato pues, como ya hemos indicado, también se aplicaba a otros delitos.
Lo que sí parece evidente es que, el señalado como culpable de asesinato o maltrato, debía pasar por todo un proceso judicial, respondiendo a los emplazamientos, y, en caso de ser declarado culpable, vería cómo eran secuestrados sus bienes, pagaría costas y, cuando la sentencia era definitiva, sería desterrado, condenado a galeras o incluso, en no pocas ocasiones, a la pena de muerte. No sabemos si estas eran las sentencias más justas o suficientes, pero ciertamente suponían todo un camino, a lo largo del cual el delincuente no tenía más remedio que responder ante la justicia, o, como sucedía con frecuencia, huir lejos de su tierra, desarraigado de su familia y de sus bienes, a la espera de un deseado perdón por parte de los parientes de la maltratada o muerta que le permitiese regresar.
Por lo que se refiere a las penas, destaca el hecho de que la capital no siempre iba unida al asesinato de la mujer, sino que en ocasiones era suficiente el maltrato, el abuso de poder o la violación para caer en este tipo de condena (…).
Aquí termina la cita.
Los trabajos que he leído sobre la Corona de Aragón, sin embargo, muestran una imagen bastante más sombría al respecto. Si ello se debe a los prejuicios de los investigadores, la escasez de documentos, o a que la realidad de esta Corona era efectivamente así, parece todavía difícil de determinar. Serán necesarias más investigaciones para arrojar luz al respecto.
Personalmente, nada nuevo. La protección a la mujer ha sido el pan de cada día desde tiempos inmemoriales. Lo que sí me extrañó, impactó…de siempre, fue (y es) la incredulidad de la sociedad, la falta de coherencia con los hechos, el control al que está supeditado el ciudadano en general. Pero muy interesante Carlos, eso también es cierto.
Para los que hemos tratado el tema efectivamente no es nada nuevo, pero la visión de la Historia de género instaurada en la mayoría de las personas es la de una mujer bajo la bota de un hombre hasta la llegada del feminismo, y eso ocurre incluso entre la mayoría de los que se denominan «antifemenistas».
Pues no sé como funcionarían y cómo sería de efectivas en la práctica estas leyes protectoras. Pero si que sé como funcionaban en la época franquista, mucho más reciente. Mi madre me contaba siempre que una tía suya, hermana de mi abuela tenía un marido con la mano…ejem, ligerita. Y no me refiero q que de vez en cuando le diera una torta o un empujón, sino a que a veces aparecía con moratones y en un par de ocasiones tuvo que salir de casa con lo puesto. En ese par de ocasiones fue a la polícía a denunciar los hechos y ¿sabes cual era la respuestas de los agentes?: Lo siento señora, hasta que no la mate, o com mínimo lo intente no podemos hacer nada. Es más, incluso uno de los agentes le dijo que tenía que volver a casa inmediatamente o podría ser acusada del delito de abandono de hogar. Así es que al menos en aquella época, mucho más reciente que la Edad Media, una mujer maltratada lo tenía realmente difícil. Aunque la iglesia pemritía la separación de los cónyuges en caso de maltrato, la cosa no era tan fácil. Pocas mujeres de aquella época tenían un trabajo remunerado lo suficientemente solvente como para poder mantenerse ella y sus hijos. Y por aquel entonces no existían pensiones ni nada de eso, eso vino con la democracia. ASí es que si en épocas tan recientes una mujer tenía dificil librarse de su agresor, no sé lo que sería ahce 500 años…
Un problema frecuente que veo a la hora de analizar la Historia es que, como intentas hacer aquí, consideras que el pasado fue una línea ascendente en cuanto a derechos y libertades hasta llegar al presente, cuando en realidad la línea haría dientes de sierra todo el tiempo. Es como pensar que porque en el Siglo XVIII en España las mujeres no podían gobernar (o era muy difícil, por la ley «semi-sálica») concluir que las mujeres nunca gobernaron antes, algo que puede ser rápidamente refutado echando un vistazo a las reinas gobernantes de la Edad Media y llegando hasta Isabel la Católica.
Lo mismo ocurre con los hombres. Que el servicio militar obligatorio fuera obligatorio en España hasta los años 90 no significa que existiera ininterrumpidamente a lo largo de la Historia. La época franquista supuso un retroceso en los derechos y libertades de toda la población, no sólo de las mujeres, pero no podemos decir por ello que todo lo que hubo antes tuvo que ser necesariamente «peor» porque estaba más lejos en el tiempo.
Y por supuesto tampoco podemos extrapolar la experiencia de España a otros países. Fíjense cómo trataban a los maltratadores en Estados Unidos antes del siglo XX:
https://quiensebeneficiadetuhombria.wordpress.com/2013/08/03/la-violencia-domestica-en-el-pasado/
Por un momento…, imagina al esposo yendo a denunciar las agresiones… que recibe de su esposa. A estos, muy probablemente no les respondían con un lo siento señor, directamente se reían, e incluso les entraban ganas de pegarles ellos mismos, las paradojas sociales, si se defiende calmadamente, racionalmente,¡malo! (ya que jugaba y juega en su contra por ley divina, castigado), si se defiende cómo sea (mal del mismo modo, peor incluso, castigado), si se »deja» pegar (mal, castigado). Entonces… cómo solucionar la situación. Muy sencillo, sabiendo quitar hierro a ciertas situaciones, y sabiendo dar la gravedad oportuna. Para ello hay que dejar a un lado las ideologías, los intereses y traumas personales y sobre todo ciertos valores que colocan a la mujer como ente pasivo, como ente semidivino, digno de admiración, de adoración… Y Ahí es donde reside el problema actual de los sexos, ellos para desechar (amortizar) y ellas para sobreproteger (adornar y cuidar). Uno parte de la desventaja, pero, toda desventaja tiene su »parte positiva». Y la última de la ventaja, pero también tiene su »parte negativa». Esta situación hoy se da del mismo modo, pero con un barniz diferente, y apadrinada por una ideología bien afianza, que no hace otra cosa que potenciar dicha situación, no importan los daños colaterales con tal de seguir implantando sus ideas, revestidas de igualdad y libertad, que nada tienen que ver con ello, aún si fuese la historia exacta, a como la cuentan, siendo unos mecanismos y unas soluciones destructivas.
De hecho, en algunos países como Francia, al hombre maltratado se le humillaba públicamente haciéndole montar de espaldas en un burro y paseándolo por el pueblo.
https://quiensebeneficiadetuhombria.wordpress.com/2014/04/26/la-violencia-domestica-en-la-edad-media-y-moderna/
http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/vivienda/201508/24/mitad-ayudas-para-reformar-20150823200722.html
Por otro lado quisiera que quedara constancia de una definición de “sexismo” que me dio un amigo.
Me vino a decir mas o menos.
Si alguien dice que por ejemplo Rafa Nadal se dedica a asaltar gasolineras con el rostro descubierto nadie le tomaria en serio.
Se reirian de él diciendo que no necesita asaltar gasolineras.
Si les dijeras que los mayores multimillonarios del mundo no por eso dejan de robar y estafar , entonces te diria que Rafa Nadal siendo tan conocido como es que no iba a hacerlo a cara descubierta. Que un tenista tan famoso no se iba a pringar de esa maner si quisiera robar. Que emplearia otro medios.
Sin embargo el sentido comun y la logica que empleamos cambia cuando en lugar de Rafa Nadal es alguien que tiene mas dinero, como pueda serlo Bill Cosby pero las asaltadas no son gasolineras sino ….mujeres.
Y entonces nos podemos creer que un astro como el se ha dedicado a violar a mas de 50 mujeres a “cara descubierta”.
La sociedad es sexista y feminista al insistir siempre que ellas siempre son las posibles asaltadas y ellos los potenciales asaltantes en cualquier contexto y situación.
Lo que ya es grave es que si yo llamo a la Policia diciendo que me han robado en casa y la Policia no viene y me dice que “no pueden robarme nada de valor porque vivo en una Fabela de Brasil” y en cambio esa misma policia va corriendo ante la denuncia de un robo de un terrateniente o multimillonario hay quien piensa que el discriminado seria yo.
Sin embargo la Ley solo contempla la posibilidad de que sexualmente solo puedan ser las mujeres las agredidas y seguimos pensando que es a ellas a las que discriminan.
Según parece los hombres no tenemos valor alguno. Fisica y Sexualmente quiero decir.
No tenemos nada que ellas puedan querer robar.
Asi lo dice la Ley.
En una comisaria nos atienden si decimos que hemos sido asaltados por dos “mujeres de otra nacionalidad” que nos han robado la bicicleta a punta de pistola.
Pero si en lugar de la bici, vamos a denunciar diciendo que a punta de pistoal unas mujeres nos han violado en Comisaria nos dirian:
“Usted todavía no se ha enterado pero ….. a usted ellas no lo pueden….. violar”
“Ellas no pueden quere hacer eso?
“Ni eso ni lo de la carcel de Abu Ghraib”
Y si lo hacen ¿A quien le va a importar?
Creo que la pena que cumplieron aquellas mujeres soldados que torturaron y humillaron sexualmente durante meses a aquellos prisioneros fue inferior a la de copiar un CD de musica por Internet.
Inferior a la de copiar o plagiar un libro.
Como para reivindicar crímenes de guerra o agresiones sexuales o violencia domestica contra los varones por parte de mujeres.
JR,y cuando la policía habla de hombres maltratados, las feministas se indignan de que se ponga al mismo nivel. Ahí muestran su verdadera cara: LES INDIGNA que se trate a los hombres maltratados con el mismo respeto que a las mujeres maltratadas.
El argumento estadístico de todos modos no se sostiene demasiado: todos sabemos que los hombres denuncian menos.
Cierto es que los hombres son (en general) más fuertes físicamente que las mujeres, pero a ese hecho (que es indiscutible) se pueden responder 3 cosas:
1. No todas las mujeres son más débiles físicamente que sus parejas, por tanto esas mujeres que son más fuertes que sus parejas también pueden aprovechar su superioridad física. Lo que digo es muy fácil de admitir, a no ser que se acepte la narrativa feminista según la cuál la violencia y el abuso es cosa sólo del género masculino.
2. Cuando una persona es maltratada psicológicamente por otra, pierde la capacidad de reaccionar y no se defiende. Por tanto no es extraño pensar que muchas mujeres someten psicológicamente a sus maridos y éstos, a pesar de ser más fuertes físicamente, no se defienden ante los golpes. A no ser que…. digo lo mismo que en el punto 1.
3. Un hombre maltratado va a recibir muchos menos apoyos de la sociedad en general y a todos los niveles a la hora de denunciar un maltrato. Paradójicamente (o no tanto), el feminismo se empeña en mantener esos roles de género según el cuál los hombres no debemos quejarnos y debemos aguantar con estoicismo cualquier cosa que nos pase. Hay tal monopolio del victimismo y de la queja que los hombres, agazapados en un rincón, no se atreven a denunciar. Poca gente los iba a creer, e incluso es probable que sean ellos los que acaben denunciados y criminalizados.
Teniendo en cuenta estos aspectos que ni la feministas «más formadas» en «igualdad de género» pueden negarme, me parece bastante lógico no tragarse ese argumento estadístico de que los hombres les pegan más a sus parejas que al revés.
Ultimamente he leído otros blogs muy progres y fem.
Dicen muchas tonterías sobre el poliamor.
Poliamor es un eufemismo para defender la promiscuidad.
Que cada uno defienda lo que quiera pero amar a muchos, sólo amarlos siempre ha sido libre.
Lo que novfa sido nunca libre es acostarse con una sola mujer.
Siempre es posible alegar que ha sido seducida o violada.
El código penal reduce la responsabilidad de los menores de edad en caso de asesinato.
Sin embargo no la de los varones menores de edad que dejan embarazada a una mujer.
Aunque ella sea adulta ella puede declararse irresponsable del embarazo.Decir que no quiere a l criatura.El aunque sea menor tendrá que apechugar con lo que ella decida.incluido que le impongan la…..paternidad.
Comprendo que a veces comenzando a hablar del tema principal uno se va por las ramas, pero en este caso es entrar con un tema completamente diferente desde el primer comentario. Por favor le pido que lo lleve a la sección «comentarios fuera de tema».
Mas que sobre el maltrato domestico a la mujer en la Edad Media quiero escribir sobre la “supuesta tolerancia” al maltrato de la mujer tanto en la Edad Media como en posteriores momentos.
En 1908 Eduardo Marquina escribió una obra de teatro titulada “Las hijas del Cid” que presenta a un Cid envejecido que tiene que vengar el maltrato y humillaciones a sus hijas Elvira y Sol realizado por sus yernos, los Condes de Carrion.
La obra que tuvo un gran éxito., termina narrando como el Cid mata a los dos maridos maltratadores.
La obra fue adaptada durante la época franquista para la Television Española en 1972.
La obligación del padre de matar y vengar a las dos hijas maltratadas era “el sentir de la época”.
Del Autor Eduardo de Marquina se dice que era políticamente conservador, de derechas.
Otra de sus obras también se las trae ya que aborda la figura de Maria Rodriguez de Monroy conocida como Doña Maria la Brava.
El calificativo no lo recibió de balde. Doña Maria hizo prender y decapitar a los asesinos de sus hijos. Mujer de fuerte temperamento, para perseguir a los asesinos de sus hijos organizo una partida militar con 20 hombres. Los hizo apresar en Portugal y despues de hacerlos decapitar regreso a Salamanca con sus cabezas dando a una guerra nobiliaria conocida como guerra de bandos.
Eran los personajes y las historias que tanto gustaban en el teatro de la época de Eduardo Marquina, asi como en el franquismo tardio y o creo que indujeran precisamente a la “sumisión femenina” en un pais que tenia como heroina a Agustina de Aragón, icono de la ultraderecha..
Sobre las hijas del Cid, los historiadores creen que realmente no existio tal enlace matrimonial entre los Condes de Carrion y las hijas del Cid, pero lo que cuenta es que el sentir popular siempre era partidario del padre vengador del maltrato a sus hijas.
Para no extendernos no vamos a extender con la historia de el “Alcalde de Zalamea” obra de Calderón de la Barca pero si queremos señalar que el padre que ajusta cuentas no solo con los que maltratan a sus hijas, sino con aquellos que se niegan a casarse con ellas despues de haber “provado su flor” era un tema muy reincidente y recurrente en el teatro español y que muestra claramente tanto el sentir como la ideología popular. Una ideología popular en el que siempre estaba en juego el “honor de la dama o de la doncella”.
Las mentiras e inexactitudes tanto del feminismo como de las obras de teatro, quedan expuestas en que las hijas del Cid ni siquiera se llamaban Elvira y Sol sino Cristina y Elvira.
Entonces como ahora, el supuesto maltrato, tenia mas de sustancia de melodrama con el que entretener y dirigir públicos y masas, que base alguna de …..realidad.
Buena observación, L.K.
Es interesante conocer las leyes de la época, pero cuidado, que la Historia oficial se deja fuera lo que pasaba en la calle, que no siempre se reflejaba en los papeles o pergaminos que han llegado a los archivos…
Supongo que en caso de que el maltratador/uxoricida saliese de rositas de los juicios o se escapase de la justicia oficial, siempre quedaría para el padre o algún hermano de la ofendida/asesinada el «obligado» deber de la venganza taliónica contra el hombre de marras, por aquello del honor y tal.
Por otra parte, me he quedado con las ganas de saber lo que sucedía en la Corona de Aragón, vaya chasco. Me figuro que el mal rollo de las leyes aragonesas al respecto podría deberse al mayor peso del feudalismo en mi tierra en la época medieval frente al mayor peso de los reyes castellanos respecto a la nobleza.
Interesante artículo .
La Edad Media es una época paradójica en la cuestión de género, por una parte he leído que las mujeres eran consideradas inferiores a los hombres y que por eso debían estar subordinadas , las mujeres de clase alta sabían leer, pero gran parte de la literatura disponible era misógina (es algo que leí , no sé si era así realmente )y se las excluía de las actividades intelectuales más importantes .
Por otra parte el culto a la virgen fue muy importante , incluso llegó a ser una figura casi más importante que el mismo Cristo , y casi todas las catedrales se dedicaron a ella.
Luego está el tema de los caballeros que debían servir a la dama . Este fragmento del Quijote es bastante representativo , cuando un hombre le reprocha :
«los caballeros andantes cuando se ven en ocasión de
acometer una grande y peligrosa aventura, en que se vee
manifiesto peligro de perder la vida, nunca en aquel ins-
tante de acometella se acuerdan de encomendarse a Dios,
como cada cristiano está obligado en peligros semejantes;
antes se encomiendan a sus damas, con tanta gana y devo-
ción como si ellas fuesen su Dios: cosa que huele algo
a gentilidad
No llegará don Quijote, sin embargo, a perder del todo
su concepción de Dulcinea como imagen de Dios »
En las clases bajas si que parecía haber cierta igualdad entre hombres y mujeres , ya que ambos eran igual de analfabetos y solían hacer trabajos parecidos .
Es cierto que había una actitud jerárquica que consideraba que la mujer debía estar subordinada, pero no como usualmente se presenta (esclavo/amo, siervo/señor, y otros patrones marxistas de relaciones de explotación), sino más bien como si estuviera en una situación entre el niño y el adulto, y por tanto requería una especial protección. Hemos hablado un poco del tema aquí para quien le interese:
https://quiensebeneficiadetuhombria.wordpress.com/2015/07/19/sometida-o-protegida-la-infantilizacion-de-la-mujer-y-los-roles-de-genero-en-el-pasado/