Diez razones para cambiar la narrativa. De la opresión masculina al intercambio de estatus por protección entre los sexos

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Imaginen a un boxeador imbatible. Aparenta ser fuerte, pero no entrena demasiado. Se sabe que usa sustancias prohibidas y por ello ha recibido numerosas críticas, aunque nunca le ha supuesto ser descalificado. Algunos lo adoran, otros lo detestan, pero todos aceptan que es el mejor… porque nunca ha tenido un rival que le haya plantado cara.

Actualmente la creación y persistencia de los roles de género se interpreta bajo el paradigma de la opresión masculina: una imposición que beneficia unidireccionalmente al hombre. Sin embargo, al examinar la problemática del varón en áreas como las muertes laborales, el suicidio, la brecha penal y discriminaciones legales en el servicio militar obligatorio, las leyes contra la trata o las políticas migratorias, resulta cada vez más difícil aceptar la premisa de este beneficio unilateral. La réplica que lo achaca a la cultura patriarcal parece un vendaje improvisado para enmendar esta contradicción y resulta poco convincente, pero a falta de otras explicaciones tiende otorgársele validez. No importa cuán flojo sea un boxeador, resultará victorioso si no tiene un oponente al que enfrentarse.

Este artículo defenderá justamente un modelo alternativo que puede explicar mejor el contraste entre la elevada posición del hombre, su mayor mortandad en muchos escenarios y el silencio en torno a problemas específicos de su sexo: se trata del intercambio sexual de estatus por protección, que no sería libre y personal sino un intercambio institucionalizado. El sistema de roles de género perjudicaría y beneficiaría a ambos sexos en diversas áreas al proporcionar de forma general un mayor estatus al hombre y una mayor protección a la mujer.

Este modelo no debe identificarse como una causa inmediata para los distintos tipos de desigualdad, sino como un hilo narrativo que ayuda a conectar la discriminación tanto masculina como femenina, y que puede suponer un factor o causa lejana en ciertos casos. Cada tipo de discriminación tiene sus propias causas inmediatas, que sería necesario abordar para encontrar soluciones adecuadas.

He de advertir que como cualquier otro modelo, no lo abarca todo, pues la realidad es demasiado compleja, e intentar forzarla para ajustarse a las propias ideas perjudica a la larga la búsqueda de la verdad. Dicho esto, el modelo parte de una fuerte base, pues no sólo reconcilia la existencia de los problemas masculinos y femeninos más comunes, sino que explica las contradicciones del discurso de género imperante, que demanda (como es justo) una equiparación de estatus entre los sexos, pero no termina de renunciar a una protección especial para la mujer invocando mayor vulnerabilidad.

Ahora tenemos al segundo luchador en el cuadrilátero dispuesto a batirse en combate, ¿pero tiene lo necesario para desbancar al campeón? A continuación señalaré diez áreas donde podemos ver este intercambio de estatus por protección, incluyendo casos históricos. Se incorporan junto a ellas artículos relacionados con fuentes que sustentan las afirmaciones realizadas.

1. Provisión y manutención

Tradicionalmente ha sido responsabilidad del hombre mantener a su esposa. Así lo establecen religiones como el judaísmo o el Islam. En las sociedades cristianas se ha invocado el texto de Timoteo 5:8 “porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (Reina Valera). No todos están de acuerdo en que este texto se aplique sólo al cabeza de familia, pero la ley civil sí requería la manutención de la esposa (por ejemplo en las Las Siete Partidas). Y por supuesto los moralistas de la época recordaban a los hombres sus obligaciones. Como afirmaba fray Francisco de Osuna:

Porque Eva pedazo fue de Adán y así has de pensar que tu mujer es un gran pedazo de ti mismo, que ya no sois dos, sino una carne, por la unión del matrimonio, y como eres obligado a mantener tu mismo cuerpo has de mantener tu mujer, obligado eres a trabajar para ella si no tienes de que mantenerla, y mira que le has de dar de comer y beber y vestir y todo lo que buenamente ha menester a su persona [énfasis añadido].

La dote también se entendía como una forma de herencia en vida para proteger a la mujer en caso de que se disolviera el matrimonio (por viudedad o divorcio), y que aunque era administrada por el marido, no podía venderla ni enajenarla.

Fuentes e información adicional:

2. Responsabilidad penal

Instituciones como la licencia marital de la Edad Moderna limitaban los derechos de la mujer casada en diversas áreas, lo que conllevaba simultáneamente una menor responsabilidad penal. Las Siete Partidas establecen que, salvo casos excepcionales, las mujeres no son responsables de las deudas incurridas por sus maridos, ni pueden ser encarceladas por ello (dado que no podían firmar los contratos).

En la actualidad existe una disparidad de tratamiento tanto en la ley como en su aplicación. En un estudio del año 2012 la investigadora Sonja Starr determinó que aunque los hombres cometen efectivamente más crímenes, por el mismo delito terminan en la cárcel el doble de veces que las mujeres y reciben condenas un 63% más largas. Este resultado se produjo tras controlar otras variables como el historial criminal. También existen disparidades difíciles de explicar en la aplicación de la pena de muerte, los perdones presidenciales (un 30% para mujeres, pese a que constituyen una población carcelaria mucho menor) o el hecho de que en algunos países penas como la cadena perpetua, la pena de muerte y el castigo corporal excluyan a la mujer.

Tampoco hemos de olvidar que Naciones Unidas ha promovido específicamente que las mujeres no ingresen en prisión, salvo por delitos graves o violentos, recibiendo un importante apoyo académico y mediático.

Fuentes e información adicional:

3. Guerra

Con notables excepciones, la mayoría de los países que implantaron el servicio militar obligatorio sólo establecieron dicha obligatoriedad a los varones, y en algunos donde las mujeres podían alistarse, tienen o han tenido restricciones para ocupar puestos de combate. Una de las razones que se esgrimió para impedir a las mujeres estadounidenses participar en roles de combate fue que “el público americano no toleraría grandes números de mujeres volviendo de la guerra en bolsas de cadáveres.”

Es cierto que cuando la guerra llega a casa es más difícil concluir que las mujeres cuentan con mayor protección, teniendo en cuenta las violaciones y la situación de esclavitud en muchos casos, pero tampoco puede obviarse que en conflictos recientes como las guerras de Siria, Irak y Afganistán, las muertes de civiles han sido mayoritariamente masculinas (entre el 70% y el 82%). En no pocas guerras del mundo antiguo se aniquilaba a toda la población masculina en edad de portar armas, mientras que se tomaba a los demás como esclavos. Qué destino es peor depende de una valoración personal.

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4. Leyes contra la trata de personas

Aunque generalmente la trata de personas se asocia con la explotación sexual de mujeres, se calcula que entre el 30% y el 45% de sus víctimas son varones, y que la trata laboral se encuentra mucho más extendida. Por ejemplo David A. Feingold, basándose en un informe de la OIT, señala que de los 9,5 millones víctimas de la trata en Asia Oriental sólo un 10% fueron traficadas con fines sexuales. En un artículo anterior mostré que existen:

  • Países que sólo penalizan la trata de mujeres
  • Países que sólo penalizan la trata sexual (donde las mujeres son la abrumadora mayoría)
  • Países que imponen penas mayores por ley cuando la víctima es mujer
  • Países que en su legislación bridan servicios a víctimas de trata femeninas pero no a masculinas (ayuda legal, psicológica, alojamiento, etc.)

De hecho hay países como España donde las competencias en cuanto a la trata se encuentran bajo la Secretaría de Igualdad y no bajo el Ministerio del Interior, reforzando la asociación de este delito con la necesidad específica de proteger a la mujer. Tampoco es coincidencia que el último documento de Naciones Unidas contra la trata se titule: “Protocolo Para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, que Complementa la Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional.”

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5. El trabajo forzado

A lo largo de la Historia hombres y mujeres han estado sujetos a corveas, pero las más gravosas y letales como la minería y la construcción de obras públicas han sido un trabajo normalmente reservado para los hombres. Entre los ejemplos históricos más importantes encontraríamos la mita peruana y la construcción de la Gran Muralla, empresas con un elevado nivel de mortalidad para las que se reclutaba exclusivamente a varones. Más allá de estos dos casos, Adam Jones calcula que entre el 85% y el 90% de las muertes por trabajo forzado a lo largo de la Historia serían masculinas.

Por otra parte, el Convenio sobre el trabajo forzoso de 1930 de la Organización Internacional del Trabajo eliminó todas las formas de trabajo forzado para las mujeres, pero se mantuvo una excepción para que los hombres fueran reclutados, y que no se eliminó hasta la introducción del Protocolo de 2014. En el momento de este escrito 27 países han ratificado el protocolo, frente a los 178 que firmaron el Convenio original.

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6. Leyes contra la agresión sexual

Tradicionalmente la violación se ha considerado en el ámbito legal un delito exclusivo contra las mujeres. De hecho hasta el año 2012 el FBI y el Departamento de Justicia de Estados Unidos no incluían en su definición al hombre como víctima ni a la mujer como agresora. Por otra parte y pese a estas modificaciones, la violación continúa definiéndose como penetración en la mayor parte de los países. Es decir, una mujer tendría que introducir sus dedos o un objeto en el ano del hombre para que califique como violación, excluyendo la cópula no consentida (por ejemplo bajo los efectos de drogas o alcohol). Además, Naciones Unidas no reconoció a los hombres como víctimas de violencia sexual en conflictos armados hasta 2013, dedicándoles menos de una línea.

Más allá de la ley, la agresión y el abuso sexual hacia hombres no se toma con la misma seriedad y frecuentemente se presenta como algo cómico. En el peor de los casos, se acepta como parte de la condena para los reos.

Fuentes e información adicional:

7. Protección de la integridad genital

En la mayor parte de los países el corte genital de menores sin necesidad médica sólo está protegido en el caso de las niñas, pero no hay país donde dicha protección se extienda a los varones. Un debate que debería girar en torno al consentimiento sobre la integridad genital tiende a embarrarse en discusiones sobre la gravedad del procedimiento, generalmente ignorando que ambas prácticas tienen distintos grados. No todo el corte genital femenino es infibulación (que supondría entre un 10% y un 20% de los casos), sino que también existen prácticas como el pinchazo o arañazo ritual del clítoris, donde no se extrae tejido y resulta menos invasivo que la circuncisión masculina tradicional. Sin embargo el pinchazo o arañazo está prohibido, pero la extracción del tejido en el caso masculino no.

Lo importante, recalco, es que se protege legalmente la integridad genital de un sexo, pero no la de otro. Lo contrario es de hecho más habitual, como muestra la recomendación de la American Academy of Pediatrics o la campaña masiva de circuncisión en África promovida por la Organización Mundial de la Salud.

Fuentes e información adicional:

8. Las políticas migratorias y de refugiados

El gobierno de Marruecos tiene en su propuesta migratoria regularizar a todas las mujeres, para lo que cuenta con el apoyo de la Unión Europea. En el caso de los refugiados, algunos países como Jordania (p. 12) y Canadá renunciaron a acoger a hombres no acompañados, una idea también defendida en otros países como Uruguay.

Aunque el porcentaje de migrantes muertos sobre los que se desconoce su sexo es elevadísimo, los datos que existen sobre aquellos casos donde el sexo sí se conoce revelan que el 82% de quienes han muerto durante la travesía año tras año desde 1990 hasta 2014 han sido hombres (p. 27-28).  Sin embargo, las políticas migratorias refuerzan la idea de que la mujer es vulnerable por el hecho de serlo, al contrario que el hombre, pese a que éste también pueda enfrentarse a retos específicos por razón de sexo como los reclutamientos forzados para la guerra en el caso de muchos refugiados.

Fuentes e información adicional

9. Las deudas de sangre

Una de las reglas de las deudas de sangre (los ciclos producidos por el derecho de venganza institucionalizado en muchas culturas) es que las mujeres se excluyen como objetivo lícito. Se puede matar a cualquier miembro varón de la familia enemiga, con algunas excepciones por razón de edad.

Sólo hay un escenario donde que es lícito matar a una mujer: cuando se la considera responsable del inicio del ciclo, algo que generalmente va asociado a relaciones sexuales culturalmente ilícitas. Este asesinato es el que generalmente conocemos como “crimen de honor”. Sin embargo, una vez iniciado el ciclo de venganzas, las mujeres de ambos bandos se consideran intocables.

Fuentes e información adicional:

10. El homicidio y otras formas de violencia

Pese a que la mayoría de las víctimas de homicidio son varones (79% a nivel mundial, p.3) en muchos países existe un agravante cuando se trata de una mujer, lo que se conoce como “feminicidio”.

En España existió desde 1822 el agravante por “desprecio de sexo”, que no se refería a una agresión donde se despreciara a la mujer, sino que la agresión misma constituía un desprecio a su condición vulnerable. Los llamamientos a la igualdad no han eliminado los agravantes por razón de sexo, sino que los han adaptado a la nueva realidad: la ley española contra la violencia de género reestablece un agravante similar para determinadas formas de violencia en la pareja y sólo es aplicable cuando la víctima es mujer. El discurso premoderno y postmoderno tienden a coincidir en este aspecto.

Algunas puntualizaciones

Aunque hemos abordado diez áreas, indicaciones de este intercambio de estatus por protección pueden inferirse en otras como el predominio masculino en las muertes laborales (p. 39), las desapariciones forzadas a manos de regímenes autoritarios o dictatoriales (p. 26-31), la existencia de leyes que dan prioridad a las mujeres desaparecidas, la mayor penalización de la homosexualidad masculina, el trato preferente a la mujer en las políticas microfinancieras y en general la mayor preocupación social en torno al sufrimiento femenino, algo que ha sido utilizado para justificar una variedad de políticas incluyendo la guerra.

Ahora bien, habría áreas que en principio supondrían una contradicción a este modelo: la violencia doméstica en el pasado, el infanticidio femenino y el sinhogarismo masculino.

La corrección marital otorgaba al varón el derecho a corregir a su esposa, empleando la violencia si fuera necesario. Debe apuntarse, sin embargo, que este derecho no suponía una carta blanca para el maltrato por cualquier razón o sin razón, y que la justicia podía condenar (y condenaba) al marido por el delito de crueldad hacia su mujer. Además habría otros intermediarios como la familia, el sacerdote local o la comunidad. El hombre maltratado, por su parte, era a menudo humillado mediante una cencerrada. De hecho en Francia durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna la comunidad lo obligaba a pasear en burro sentado hacia atrás y agarrándole el rabo mientras se burlaban de él. Episodios similares sucedían en Inglaterra y España. En resumen, el hombre carecía de protección ante el maltrato.

Es mucho más difícil admitir el infanticidio (y aborto selectivo) femenino en este esquema de estatus por protección, pero tradicionalmente ha estado asociado a la dote en sociedades con un modelo de residencia patrilocal. Este ha sido el caso de India y la China prerrevolucionaria. Aunque la dote se establecía para proteger a la mujer en caso de disolución del matrimonio (y aportar riqueza durante el mismo), era propiedad que abandonaba el núcleo familiar, ya que la mujer pasaba a formar parte de la familia de su marido y tampoco se podía esperar de ella que los cuidara durante la vejez. En hogares pobres esto suponía un coste difícil de sobrellevar, llevando en ocasiones al infanticidio femenino. Instituciones para proteger a la mujer como la dote se convertían así en un arma de doble filo que terminaba produciendo el efecto contrario. Por otra parte la narrativa de la opresión masculina tampoco ofrece una respuesta satisfactoria debido a que religiones “patriarcales” como el cristianismo, el judaísmo y el islam han condenado enérgicamente el infanticidio.

Al tratarse de un problema mayoritariamente masculino, el sinhogarismo también puede percibirse como opuesto a este modelo en términos de mayor estatus. Sin embargo en este punto podría afirmarse que el sinhogarismo no forma parte del ideal social, sino que representa su fracaso: aquello que no debería ocurrir.

En relación a este punto tendríamos que abordar otra crítica: ¿hasta dónde podemos separar estatus de protección? Se podría argüir que un mayor estatus ofrece necesariamente una mayor protección. La validez de esta afirmación, sin embargo, es aplicable en la categoría de clase social, pero no necesariamente en el ámbito sexual o de género, como se ha demostrado a lo largo del artículo.

El regreso de la vulnerabilidad femenina y su protección

Las reivindicaciones actuales en materia de género inciden en una mayor igualdad con el varón en términos de estatus, ya sea a nivel de oportunidades o mediante políticas de paridad. Así encontramos iniciativas para igualar su presencia en el gobierno, las grandes empresas, los campos científicos y el mundo de la cultura.

Sin embargo, la imagen de la mujer fuerte e independiente capaz de competir con el varón en múltiples escenarios comparte espacio con peticiones de autobuses para mujeres, taxis para mujeres, plazas de aparcamiento para mujeres, gimnasios para mujeres, conciertos para mujeres y otros espacios segregados en base a la especial vulnerabilidad femenina. De hecho en Andalucía  la ley para la promoción de igualdad de género de 2018 reescribe el acoso sexual como un acto que sólo puede ser perpetrado por un hombre hacia una mujer (p. 59), y en el momento de este escrito el gobierno español trabaja en una reforma de la Constitución debido a que “La situación de especial vulnerabilidad de las mujeres y niñas con discapacidad justifica claramente que el nuevo artículo 49 de la Constitución haga una alusión expresa a la atención específica de sus necesidades” y por tanto “se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y niñas con discapacidad.”

El malestar masculino ante esta situación suele desdeñarse como algo propio de la crisis de la masculinidad o como una reacción a la pérdida de privilegios. Sin embargo, lo que la mayoría percibe de forma consciente o inconsciente es que lo presentado como igualdad supone en realidad un trato desigual: si bien es justo extender el mismo estatus a ambos sexos, sería lógico ampliar también la misma protección. Y aquí es donde encontramos argumentos que se asemejan a una proyección psicológica, pues si una protección diferenciada contara como privilegio, encontraríamos aquí un miedo genuino a cederlo, mientras se acusa precisamente de ello a la parte contraria.

Conclusiones

El paradigma de la opresión masculina puede exponer la inferioridad de estatus de la mujer, pero no consigue explicar apropiadamente cómo un sistema ideado para beneficiar al hombre puede derivar en tamaña desprotección, muerte y violencia para este último. Responsabilizar al machismo o a la cultura patriarcal de que el hombre sea gravemente perjudicado por un sistema ideado para su beneficio sólo puede hacerse partiendo de la premisa de que el hombre como clase sufre de una deficiencia moral y/o intelectual, algo incompatible con el ideal de que ambos sexos son iguales.

Por su parte, el modelo de intercambio de estatus por protección revela tanto las ventajas masculinas que derivan del estatus como su mayor exposición al peligro y la violencia, en contraste con el menor estatus de la mujer y su mayor protección. Además, nos ayuda a comprender las contradicciones del discurso de género dominante y los esfuerzos para compatibilizar la demanda del mismo estatus para ambos sexos sin renunciar a una protección específica para la mujer. Como beneficio colateral, este modelo no posiciona a hombres y mujeres en bloques antagónicos, sino que describe cómo la división sexual del trabajo configuró los roles de género, creando un espacio menos polarizado para el debate.

Volvamos ahora al escenario los boxeadores, ¿cómo de efectivos han sido los diez golpes lanzados por este modelo? ¿Cómo ha encajado los problemas que no se ajustan al propuesto intercambio? En este combate imaginario ¿ganaría o perdería el aspirante? ¿Lo haría por puntos, o por KO? Imagino que habrá una variedad de respuestas, pero no me cabe duda de que este nuevo luchador está, como mínimo, en posición de plantarle cara a la narrativa dominante.

19 comentarios sobre “Diez razones para cambiar la narrativa. De la opresión masculina al intercambio de estatus por protección entre los sexos

  1. En principio, creo que el nuevo luchador perderá el combate irremediablemente porque el árbitro no le permite defenderse de los golpes. Es un combate amañado.

  2. Excelente artículo. Me ha resultado especialmente esclarecedor el problema del infanticidio femenino. No había caído en la cuenta de que estaba asociado o causado por la cuestión de la dote.

    1. Gracias Isidro. No es la única causa pero sí una muy importante. Cuando los pobres no tienen tierras o algo que dar, acaban tomando préstamos y endeudándose muchísimo. Lo que no suele decirse es que a veces para pagar la dote, si tienen hijos varones los entregan como mano de obra esclava por una cantidad de tiempo (a veces años) para obtener y pagar esos préstamos.

      En India la esclavitud infantil afecta principalmente a los niños varones

  3. Noto en falta una explicación profunda e histórico-social de lo que señalas, que en general es verídico. En particular:¿Cómo surgió y se desarrolló ese modelo de intercambio de estatus por protección?, ¿Por qué adoptó esa forma en la historia y qué forma adquiere en estos momentos?.
    Lo he referenciado e incluido extractos en un foro en que intervengo :http://inter-rev.foroactivo.com/t7553p25-investigaciones-y-planteamientos-procesos-que-condujeron-a-las-diversas-formas-sociales-familiares-clasistas-y-estatales-origenes-y-desarrollo-de-las-divisiones-del-trabajo-y-las-opresiones-femeninas#54523

  4. Me parece que mas que status por protección hoy en dia lo que hay es intercambio de …..por nada.
    ¿Que derechos tenemos los varones dentro de las relaciones de pareja?
    Ninguno
    Ninguno
    Ninguno
    Nos tienen del todo ….ninguneados
    Es tan evidente que se intercambia “trabajo” por nada que hasta la misma ley tiene que ….disimular
    Para conceder las pensiones habla del “conyuge” pero todos sabemos que expresamente esos articulos tienen como objetio establecer un marco de OBLIGACIONES para el hombre y ninguno para la mujer
    ¿O Acaso la Ley establece penas de cárcel a la mujer que no prepara la cena?
    Y sin embargo existen penas de cárcel no para el marido sino para el …..exmarido
    Penas de cárcel para el exmarido durante un periodo muy prolongando.
    Se intercambia el trabajo de el por ….nada.
    Ellas no tienen ninguna obligación
    Ninguna reconocida
    Si el marido esta enfermo de cáncer tranquilamente pueden ….abandonarle.
    Es un marco jurídico que permite el CHULEO con total impunidad

  5. Unas notas, necesariamente limitadas.
    Dices:“Es más, aunque hombres y mujeres tuvieran muchas veces diferentes tareas, la separación entre el trabajo doméstico y extradoméstico no estaba tan claramente marcada (por ejemplo cuidar a los animales) como lo estaría tras la Revolución Industrial y la llegada del trabajo asalariado”.
    A considerar:
    En la revolución industrial muchísimas mujeres trabajaban fuera del hogar ( como niños y niñas, ancianos y ancianas).La disolución de las formas artesanales y de economía agraria introdujo a millones de mujeres en talleres y fábricas..dejando a otras como sirvientas directas o indirectas de sectores adinerados( nobiliarios , terratenientes,” middle class”, o burgueses con + posible$ ).
    El salario masculino no recoge solo el mantenimiento sino también la reproducciòn personal de cada obrero particular activo sino también de su familia.Cuando los niveles salariales pudieron permitir una ubicación superior cuantitativamente de mujeres en actividades domésticas, el proceso se fue desarrollando, aunque fue irregular, desigual por zonas de mayor o menor desarrollo económico, mediatizado por guerras y otras vicisitudes que ahora sería farragoso narrar.El proceso de asalarización femenina fuera del hogar en el siglo XX es un hecho, pero convien entenderlo sometido a vaivenes , desigual desarrollo y contradicciones diversas, en las que tampoco entro ahora

    Dices:
    “Como ya hemos señalado, el sistema pone a los hombres en el centro, pero no con el fin de “dominar” sino con el de emplearlos en beneficio de la comunidad (o de unas élites, según el caso)”.
    Crítica.Parto de que las formas de dominación son fundamentalmente consecuencias, no forman parte de un plan elitista maquivélico de dominación machista.Son consecuencias de formas d e división social y sexual del trabajo, básicamente.Dichas formas , de diversas maneras y con diversos impactos pueden devenir causas y así continuarse el proceso en condiciones modificadas.En muchos caso estudiados el proceso general ha discurrido así.En otros aún convien investigar más.
    Considero mejor hablar de intereses o tareas comunes asumidos para la reproducción social, mejor que “ en beneficio de la comunidad “.Por ello conviene estudiar si son intereses de las clases y-o sectores económica y socialmente dominantes , pues tales intereses no son los de toda la comunidad sino de una parte que controla el poder ( social, económico, político, militar, religioso, cultural,etc). En las sociedades clasistas han sido mayormente los intereses de la-s clase-s poseedora-s.

    -Concuerdo sobre el enfoque de “ Mayor autoridad masculina para cumplir con el papel como protectores o proveedores”.No es ni surje historica y socialmente tampoco como un deliberado acto maquiavélico patriarcal o machista

    Dices: “Parece bastante más razonable pensar que la principal motivación de este sistema era defender y mantener el grupo (dependiendo de los casos, también enriquecerlo y/o expandirlo). Esto se haría tanto a costa de los hombres como de las mujeres, ya que en el pasado los intereses del grupo se anteponían a los individuales”.
    Lo que se trataba y se trata de mantener ,en sociedades de clases, es la reproducción de los intereses no del grupo, sino los dominantes y hegemónicos en el grupo,y si los otso intereses s e pliegan mejor para una reproducción social más fluida.Se hace bien con recursos en cuyo límite situamos o bien la violencia o bien la aquiescencia de las clases o sectores dominados y subordinados, apareciendo en la prácica normalmente una mezcla de ambas , con diversas formas.Se hacía y se hace en detrimento de los sectores constituidos , o en constitución, en especial de la-s clase-s que soportan la carga productiva, la explotación en el trabajo. No es adecuado formular “esto se haría tanto a costa de los hombres como de las mujeres “.

    Dices:”ero no todo era sacrificio, también se otorgaban privilegios a cada sexo: al hombre un mayor estatus y poder en el área de lo público, y a la mujer una mayor protección y poder en el área de lo privado” .
    Crítica: si se capta a nivel de clases diferentes los niveles y características de tal protección y poder presentan también diferencias.Ciñéndome al capitalismo:conviene entender los diversos factores d e disolución y de reforzamiento del status del padre de familia obrero, que estaban en dinámicas contradictorias.Y en la burguesía , además hay que introducir de un lado el tema d ella proiedad no privada pero burguesa, de tipo asociado o estatal, con sus realciones ocn el aprimonio a heredar y sus formas, así como el tema de la prostitución, y asimismo su cruzada para asentar familiar , educativa y ciudadanamente a un proletariado peligroso si las desconsideraba y asumía intereses propios, muchos necesariamente conflictivos con el orden económico y social dominante.Cruzada irregular , con logros no lineales ni homogéneos.

    En relación a los enlaces, los iré leyendo cuando disponga de tiempo, y si hay algo que destacar o criticar por mi parte te lo comento.
    Saludos

    1. Disculpa por la tardía respuesta.

      En primer lugar gracias por la crítica constructiva. Entiendo que buena parte hace referencia al artículo “Hacia una nueva historia de las relaciones de género”. Como allí se expone, y al igual que ocurre con el presente artículo, se trata de un tema tan amplio en el que por fuerza había que dejar fuera matices y ramificaciones, o se corría el riesgo de ensombrecer la idea principal. Ahora respondo específicamente a las cuestiones que planteas:

      A considerar:
      En la revolución industrial muchísimas mujeres trabajaban fuera del hogar ( como niños y niñas, ancianos y ancianas).La disolución de las formas artesanales y de economía agraria introdujo a millones de mujeres en talleres y fábricas..dejando a otras como sirvientas directas o indirectas de sectores adinerados( nobiliarios , terratenientes,” middle class”, o burgueses con + posible$ ).
      El salario masculino no recoge solo el mantenimiento sino también la reproducciòn personal de cada obrero particular activo sino también de su familia.Cuando los niveles salariales pudieron permitir una ubicación superior cuantitativamente de mujeres en actividades domésticas, el proceso se fue desarrollando, aunque fue irregular, desigual por zonas de mayor o menor desarrollo económico, mediatizado por guerras y otras vicisitudes que ahora sería farragoso narrar.El proceso de asalarización femenina fuera del hogar en el siglo XX es un hecho, pero convien entenderlo sometido a vaivenes , desigual desarrollo y contradicciones diversas, en las que tampoco entro ahora

      Correcto: es un proceso gradual y geográficamente desigual, pero es una matización que (aunque necesaria) no invalida el punto principal: que la división entre trabajo doméstico y extradoméstico va a estar más marcada tras la Revolución Industrial. Sin por supuesto negar que también hubo muchas mujeres que se incorporaron al trabajo industrial y asalariado, es en esta época en la que produce un cambio en las leyes de custodia. Ahora será la madre, en lugar del padre, quien obtiene los hijos en caso de separación, por encontrarse el hombre normalmente fuera del núcleo familiar, y esto es muy significativo.

      http://www.jstor.org/stable/1602481

      Considero mejor hablar de intereses o tareas comunes asumidos para la reproducción social, mejor que “ en beneficio de la comunidad “.Por ello conviene estudiar si son intereses de las clases y-o sectores económica y socialmente dominantes , pues tales intereses no son los de toda la comunidad sino de una parte que controla el poder ( social, económico, político, militar, religioso, cultural,etc). En las sociedades clasistas han sido mayormente los intereses de la-s clase-s poseedora-s.

      Creo que una la reproducción social no es incompatible con la idea de que ciertas formas de hacer las cosas (división sexual del trabajo) pudieran deberse también a que se suponían en beneficio de la comunidad. Por ejemplo, ante la amenaza de un pueblo vecino belicoso, la comunidad enviaría a sus hombres al combate y no a sus mujeres (salvo en la defensa durante asedios) no por una mera reproducción social, sino porque sería más efectivo que ellos combatieran mientras las mujeres cuidaban de niños y ancianos, además realizar de otras tareas. Esta división de roles de género sería en beneficio de todos. Eso por supuesto no quita que en otros escenarios los intereses no fueran necesariamente los de la comunidad, sino los de un sector específico, como también apunté.

      Lo que se trataba y se trata de mantener ,en sociedades de clases, es la reproducción de los intereses no del grupo, sino los dominantes y hegemónicos en el grupo,y si los otso intereses s e pliegan mejor para una reproducción social más fluida.Se hace bien con recursos en cuyo límite situamos o bien la violencia o bien la aquiescencia de las clases o sectores dominados y subordinados, apareciendo en la prácica normalmente una mezcla de ambas , con diversas formas.Se hacía y se hace en detrimento de los sectores constituidos , o en constitución, en especial de la-s clase-s que soportan la carga productiva, la explotación en el trabajo. No es adecuado formular “esto se haría tanto a costa de los hombres como de las mujeres “.

      Como bien puntualizas, te refieres a sociedades de clases. Yo me refiero a cualquier tipo de sociedad (aunque siempre haya excepciones). No es lo mismo una pequeña tribu inuit que Inglaterra en el siglo XIX. En la primera esta división se hace porque se encuentra en el interés del grupo: los hombres no se quedan embarazados ni tienen que amamantar, por lo que es más práctico que ellos sean quienes cacen. Hay sacrificios para hombres y mujeres por el bien de todos. En el segundo ejemplo esta división se encuentra más institucionalizada, y es posible que la institucionalización se deba en parte al interés de ciertos sectores (o al menos sea utilizada por ellos), pero no la división del trabajo en sí, que es anterior a las sociedades de clases (por ejemplo en las sociedades cazadoras-recolectoras). Como dije al principio, es un tema amplio y si me metía en todas estas ramificaciones se podía perder el punto principal que quería hacer.

      Crítica: si se capta a nivel de clases diferentes los niveles y características de tal protección y poder presentan también diferencias.Ciñéndome al capitalismo:conviene entender los diversos factores d e disolución y de reforzamiento del status del padre de familia obrero, que estaban en dinámicas contradictorias.Y en la burguesía , además hay que introducir de un lado el tema d ella proiedad no privada pero burguesa, de tipo asociado o estatal, con sus realciones ocn el aprimonio a heredar y sus formas, así como el tema de la prostitución, y asimismo su cruzada para asentar familiar , educativa y ciudadanamente a un proletariado peligroso si las desconsideraba y asumía intereses propios, muchos necesariamente conflictivos con el orden económico y social dominante.Cruzada irregular , con logros no lineales ni homogéneos.

      Aquí entraríamos en la intersección entre género y clase, que por supuesto tiene sus propias ramificaciones y contradicciones, pero no invalida el punto principal de que en líneas generales el hombre obtiene mayor estatus y la mujer mayor protección. Independientemente de su clase social, en el pasado el hombre tenía más estatus que su esposa, con quizá la excepción de algún rey consorte.

      Saludos

  6. Basicamente creo que demasiado a menudo se olvida un concepto clave como es el de la division del trabajo que empleo Adan Smith.

    Dicha Division supuestamente atendia a criterios de idoneidad
    Del mismo modo que actualmente los abuelos cargan con la crianza de los nietos para que sus hijas puedan trabajar fuera de casa anteriormente las esposas criaban a los hijos para que sus maridos pudieran ir a cazar, sembrar o trabajar en la fabrica.

    Es el trabajo o labor fuera de casa el que ordena la vida familiar y no al reves.

    Actualmente la necesidad de que los hombres puedan desplazarse miles de kilometros como emigrantes para trabajar es lo que motiva un sistema familiar monoparental.

    Sin embargo que se le siga trincando al hombre para mantener una familia que no es suya indica

    claramente hasta que punto es necesario tener atado y bien atado al sujeto al que hay que explotar

    Solamente que actualmente son la ex mujer y los hijos de dicha mujer los que colaboran activamente en su explotacion

  7. Anibal. Acotado sobre lo que hablamos:
    -La división del trabajo , que en efecto es anterior a las sociedades clasistas, no es algo fijo e invariable, sino que tiene un desarrollo histórico.
    -En el S. XIX y XX en las economías más poderosas se ha dado un proceso que “ más o menos” parte de lo que señalas ( lo digo por que había mucha doble jornada femenina, algo muy patente en caso de obreras y en sectores burgueses urbanos o rurales que trabjaban y disponían de menos recursos) y siguió progresiva e históricamente con una masiva incorporación femenina al trabajo fuera del hogar. El derecho de custodia de hijos-as mantiene lo que señalas .¿Por qué? Creo que la respuesta gira en torno a la maternidad , básicamente.
    -Lo que es aplicable a sociedades sin clases no tiene por qué serlo en la de de clases.Eso hace resentir tu enfoque. En relació a ello, no todo sucede “ por el bién d e todos”, y así parte importante de la producción y reproducción de la vida material lo es en función de intereses preponderantes de una parte, y en relaciones sociales que generan-regeneran ésto normalmente…a partir de condiciones diferenciadas de propiedad sobre los medios de producción y distribución , básicamente.
    Hay , digamos, parte de común y abundante y determinante parte de no común.Las sociedades de clases han hecho progresar y acentuado lo segundo.
    -Método. Dices“que ellos combatieran mientras las mujeres cuidaban de niños y ancianos, además realizar de otras tareas”no por “una mera reproducción social” sino por ser es más efectivo. Claro que es más efectivo, pero al mismo tiempo contribuye adecuadamente a la reproducción social.Es la dialéctica materialista, buscando formas de relación, e interpretándolas en sus interconexiones .
    -Caza-cuidado descendencia. Tu esquema está parcialmente anticuado. Hoy conocemos que presencia femenina , aún embarazadas, en recolección y pequeña caza. Es cierto que a la caza mayor los hombres suelen dedicarse en mayor medida.
    Se desarrolla , p.ejº en el trabajo las antropólogas M. Kay Martin y Bárbara Voorhies basado en el estudio de 90 sociedades cazadoras-recolectoras (1975)
    https://www.anagrama-ed.es/libro/biblioteca-de-antropologia/la-mujer-un-enfoque-antropologico/9788433906113/BA_11
    Sobre la caza menor está documentada etnográficamente en sociedades cazadoras-recolectoras (Eskioto-Griffin, 1986).

    F.Engels señalaba:”La división del trabajo entre los dos sexos depende de otras causas que nada tienen que ver con la posición de la mujer en la sociedad. Pueblos en los cuales las mujeres se ven obligadas a trabajar mucho más de lo que, según nuestras ideas, les corresponde, tienen a menudo mucha más consideración real hacia ellas que nuestros europeos “ ( “ El origen de la familia, la propiedad privada y el estado” , 1884)

    – Dices: “Independientemente de su clase social, en el pasado el hombre tenía más estatus que su esposa, con quizá la excepción de algún rey consorte”. OK.A mí el inicio de explicación de F. Engels ( “ El origen de la familia…”) me vale.Luego se ha indagado más y más.Tiene mucho que ver ,histórica y socialmente, con el denominado derecho paterno ( y en buena parte del mundo aún con el código napoleónico) , la monogamia y la herencia , junto al desarrollo de sociedades belicosas, con su militarismo correspondiente, y estructuradas en clases e instituciones estatales.Engels ya señalaba que no era mera imposición brutal, sino que entre las mujeres se dieron cuenta de las ventajas que traía..lo cual va en el sentido de lo que tú propones.Y añadía que “ sobre ésto habrá que esperar futuras investigaciones”

    Expongo más en :
    http://inter-rev.foroactivo.com/t7553p25-investigaciones-y-planteamientos-procesos-que-condujeron-a-las-diversas-formas-sociales-familiares-clasistas-y-estatales-origenes-y-desarrollo-de-las-divisiones-del-trabajo-y-las-opresiones-femeninas

    saludos

    1. Hola Aníbal:

      Disculpa de nuevo la tardanza. Últimamente sólo me da tiempo para escribir un par de tuits o notas en la página. Paso a comentar tu última respuesta.

      -En el S. XIX y XX en las economías más poderosas se ha dado un proceso que “ más o menos” parte de lo que señalas ( lo digo por que había mucha doble jornada femenina, algo muy patente en caso de obreras y en sectores burgueses urbanos o rurales que trabjaban y disponían de menos recursos) y siguió progresiva e históricamente con una masiva incorporación femenina al trabajo fuera del hogar. El derecho de custodia de hijos-as mantiene lo que señalas .¿Por qué? Creo que la respuesta gira en torno a la maternidad , básicamente.

      Pero antes de la Revolución Industrial la custodia era automáticamente para el padre (salvo casos excepcionales). Lo que cambia es que más padres que nunca están ahora más fuera del hogar que nunca. Eso no quita la incorporación femenina, pero si hubiera sido al mismo nivel que los hombres no veo por qué habría hecho falta cambiar la asignación de la custodia.

      -Lo que es aplicable a sociedades sin clases no tiene por qué serlo en la de de clases.Eso hace resentir tu enfoque. En relació a ello, no todo sucede “ por el bién d e todos”, y así parte importante de la producción y reproducción de la vida material lo es en función de intereses preponderantes de una parte, y en relaciones sociales que generan-regeneran ésto normalmente…a partir de condiciones diferenciadas de propiedad sobre los medios de producción y distribución , básicamente.Hay , digamos, parte de común y abundante y determinante parte de no común.Las sociedades de clases han hecho progresar y acentuado lo segundo.

      Por eso afirmé en el artículo “el sistema pone a los hombres en el centro, pero no con el fin de “dominar” sino con el de emplearlos en beneficio de la comunidad (o de unas élites, según el caso).” Con esto creo que lo cubro todo sin desviarme mucho del tema principal.

      -Caza-cuidado descendencia. Tu esquema está parcialmente anticuado. Hoy conocemos que presencia femenina , aún embarazadas, en recolección y pequeña caza. Es cierto que a la caza mayor los hombres suelen dedicarse en mayor medida. Se desarrolla , p.ejº en el trabajo las antropólogas M. Kay Martin y Bárbara Voorhies basado en el estudio de 90 sociedades cazadoras-recolectoras (1975).

      Justamente la obra de Martin y Voorhies es la que he referenciado en el artículo “Hacia una nueva historia de las relaciones de género” cuando trato el tema de la patrilocalidad y la guerra. No desconozco estos matices, simplemente no me parecen suficientes para negar la división sexual del trabajo.

      OK. A mí el inicio de explicación de F. Engels ( “ El origen de la familia…”) me vale. Luego se ha indagado más y más. Tiene mucho que ver ,histórica y socialmente, con el denominado derecho paterno ( y en buena parte del mundo aún con el código napoleónico) , la monogamia y la herencia , junto al desarrollo de sociedades belicosas, con su militarismo correspondiente, y estructuradas en clases e instituciones estatales. Engels ya señalaba que no era mera imposición brutal, sino que entre las mujeres se dieron cuenta de las ventajas que traía..lo cual va en el sentido de lo que tú propones.Y añadía que “ sobre ésto habrá que esperar futuras investigaciones.

      No veo aquí contradicción con lo que he expuesto (en el libro sí critico la explicación de Engels al origen de la dominación masculina, pero ésa es otra historia).

      De nuevo, gracias por el civismo a la hora de exponer tu desacuerdo. Vengo de pasar Twitter y se nota la diferencia. Saludos.

  8. A ese boxeador invencible porque no hay rival en el ring lo han retado a pelear en la calle (lugares de internet sin censura feminista) y siempre ha salido perdiendo.
    Las palizas que le han dado a ese forzudo son vox (nunca mejor dicho) populi, pero se mantiene ese discurso cuyo principal enemigo no son esas derrotas abultadas en la «calle» sino que en realidad es una enemiga invencible la que tiene: LA REALIDAD.

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